Síndrome del arnés

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¿Qué es el síndrome del arnés?

Las personas que trabajan ejecutando diversas actividades desde las alturas, a pesar de utilizar los elementos de seguridad para disminuir al 100 % el riesgo de caídas, se encuentran expuestos a sufrir otro tipo de lesiones. Hoy en día, existe un riesgo potencialmente dañino ante cualquier caída y es el síndrome del arnés.

El síndrome del arnés o también conocido como trauma por suspensión es un riesgo que pocas personas conocen. Este síndrome puede originarse cuando una persona se encuentra en altura y cae, sabemos que todo el personal que trabaja en elevaciones utiliza los elementos de seguridad necesarios y exigidos por la ley. Sin embargo, cuando una persona se encuentra suspendida debido a un accidente, es aquí, en la etapa de suspensión donde puede ocurrir el síndrome del arnés ocasionando daños irreparables.

Durante la etapa de suspensión en cualquier caída, es muy probable que una persona inconsciente o con dificultad para movilizar su cuerpo empiece a acumular sangre en las piernas. Todo esto, debido al uso del arnés, puesto que las cintas de este elemento de seguridad actúan como un torniquete, limitando de forma parcial o completa el flujo sanguíneo a los órganos del cuerpo humano.

Causas del síndrome del arnés

La causa principal del síndrome del arnés, como se mencionó en el apartado anterior, se debe a la repentina suspensión e inmovilidad del cuerpo humano. De esta forma, la sangre localizada en las extremidades inferiores se queda atrapada sin poder realizar el retorno sanguíneo a nuestro corazón, ocasionando un choque debido al colapso de la circulación sanguínea. En tal sentido, este síndrome puede generarse por tres factores: falta de movimiento, el peso corporal de la persona en el arnés sea capaz de comprimir las venas y acumulación de toxinas en la sangre.

Consecuencias del síndrome del arnés

En algunas personas este síndrome puede presentarse entre 2-3 minutos de haber ocurrido la suspensión, mientras que en otras personas puede demorar hasta más de 20 minutos. Incluso, existen casos donde personas han caído en suspensión por más de 60 minutos y no presentan síntomas indicadores de un posible trauma por suspensión. La realidad es que cada caso es único e imprescindible y cualquier anomalía puede presentarse de forma repentina.

Posteriormente al proceso de suspensión las personas podrán experimentar ciertos síntomas como: sensación de hormigueo en las piernas, rigidez en las piernas, sensación de mareo, vómito, pérdida de visión, zumbido en los oídos, aumento de la frecuencia cardíaca, frecuencia cardíaca baja, disnea, palidez, transpiración excesiva e incluso se corre el riesgo de presentar un choque hipovolémico con fallos en diversos órganos del cuerpo que traiga como consecuencia la muerte.

Vale la pena mencionar que estos síntomas pueden variar de acuerdo con cada individuo, con sus patologías preexistentes, con el equipo de seguridad que utilice para estar en las alturas y con la rapidez con que la persona sea rescatada.

¿Cómo prevenir el síndrome del arnés?

Ante cualquier accidente la prevención es la clave, por esta razón, es necesario siempre disponer de un plan de rescate rápido y seguro en todos aquellos lugares donde se realicen labores desde las alturas. Diversas fuentes coinciden en que el tiempo promedio para desarrollar trauma por suspensión de cuerpo completo puede ser hasta en menos de 10 minutos. Por tanto, es necesario seguir las siguientes indicaciones preventivas del síndrome del arnés:

  • Escoge elementos de seguridad anticaídas para trabajar en alturas diseñados a la talla de la persona y ajustarlo de forma correcta. Además, se podrá hacer elección de arnés integrales con sistemas de prevención como: cintas de suspensión para evitar traumatismos.
  • Recibir información constante de los posibles accidentes que pueden ocurrir en las alturas, asimismo, recibir formación académica y entrenamientos prácticos de rescate en lugares elevados.
  • En caso de caer en suspensión, movilizar las piernas, si resulta imposible, bastará con flexionar las rodillas para retrasar la aparición de los síntomas.
  • Disponer de planes de rescate desde las alturas rápidos, principalmente si la víctima se encuentra suspendida de forma vertical.
  • Priorizar siempre el rescate de las víctimas y evitar perder tiempo en intentar estabilizarlas.
  • Si se está rescatando a una víctima que no ha perdido el conocimiento, lo mejor será tranquilizarla e informarle que durante el procedimiento de rescate debe procurar mantener las piernas en posición horizontal o al menos con rodillas flexionadas.

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